Opinión
Por Alfredo Leuco.
Al Papa Francisco, muchos de estos cuestionamientos ya se
los hice a través de una carta abierta que me costó que los kirchneristas me
atacaran en forma salvaje, pero que, me dio la máxima satisfacción profesional
de mi vida: el Papa me llamó por teléfono y me escribió un correo valorando mi
trabajo y agradeciendo mis críticas serenas y constructivas. Por vías distintas
el Papa me hizo llegar dos bendiciones y su último libro dedicado
especialmente. Todo eso lo agradezco. Pero para ser absolutamente honesto
intelectualmente y para cumplir con el pedido del Papa de hacer lío, debo decir
una vez más que me cuesta entender, me duele y me desilusiona profundamente el
rol que Bergoglio está cumpliendo en la Argentina. En su momento, ya expresé
que les había concedido demasiados privilegios políticos a Cristina y su
séquito. Que les dio un trato preferencial y les permitió que lo utilizaran
electoralmente cuando llevaron a un candidato para una foto que luego
convirtieron en afiche y que exhibieran una camiseta de La Cámpora.
También manifesté varias veces la señal contradictoria
que envía el Papa a los argentinos cuando predica contra los corruptos y
simultáneamente recibe a algunos mafiosos enriquecidos ilegalmente en la
función pública. Y no hablo solamente de Cristina y parte de su gabinete. Hablo
de varios dirigentes gremiales malandras pero, especialmente de Omar “El
Caballo” Suárez, el preferido de Cristina que tiene su despacho tapizado de
fotos de las muchas entrevistas que tuvo con el Papa mientras la justicia
investiga extorsiones y estafas que hizo aprovechando su cargo. Tal vez la
nostalgia de su juventud compartida en la agrupación peronista Guardia de
Hierro haya empujado a Francisco a darle un trato de rey a Guillermo Moreno. Un
patotero semejante que tiene una de las imágenes más negativas en todas las
encuestas. Sin embargo Moreno tiene ingreso libre a la intimidad papal. Tanto
que fue Moreno el que gestionó la entrevista que dentro de dos semanas Hebe de
Bonafini va a tener con el Papa y que anticipó Clarín. Cuesta creer que el Papa
tenga tanta misericordia jesuítica como para poner tantas veces la mejilla. La
jefa de las Madres de Plaza de Mayo es quien más insultó groseramente al Papa y
a sus fieles: lo trató de basura fascista. Hebe es la que encabezó aquella
repugnante herejía de haber convertido al altar de la Catedral en un baño. Es
la que se mostró más autoritaria con todos los que expresaron una mirada
distinta y, como si esto fuera poco, manchó su pañuelo blanco con dos casos de
corrupción: el vaciamiento de la Universidad de las Madres con una deuda
monumental de la que nos tuvimos que hacer cargo todos y el tema de las
pesadillas compartidas con fortunas que les dio Julio de Vido para que hicieran
viviendas populares y que junto con Sergio Schoklender hicieron desaparecer en
el aire como por arte de magia. Algo parecido pasó con la bendición que le
envió a Milagro Sala, que está detenida por haberle robado el dinero a los
pobres de Jujuy.
Los sucesos preocupantes se van acumulando. Margarita
Barrientos una santa de la solidaridad popular contó con mucha tristeza que
Francisco no la recibió y que en ese mismo momento estaba saludando a Estela
Carlotto, la Abuela de Plaza de Mayo. Tal vez hubo un error de protocolo. Eso
también sería grave. Pero ameritaría una disculpa formal del Vaticano que hasta
ahora no llegó. Solamente hubo un trascendido anónimo y poco creíble.
El trato frío y distante que Francisco le dio al flamante
presidente Mauricio Macri fue otro dato clave. En aquel momento titulé mi
columna de radio Mitre: “Una sonrisa por el amor de Dios”. Macri fue despachado
en 23 minutos, con caras estudiadamente serias pese a que se trataba de un jefe
de Estado elegido democráticamente. Bergoglio como Arzobispo de Buenos Aires
tuvo un trato respetuoso y cordial con Macri que fue durante 8 años fue jefe de
Gobierno de la Ciudad. El contraste era muy fuerte con un gobierno nacional que
persiguió a Bergoglio. Lo hicieron espiar por Antonio Stiuso, sacaron los
festejos patrios de la Capital y lo definieron, como lo hizo Néstor Kirchner,
como el jefe de la oposición que muchas veces se convierte en un diablo vestido
con sotana.
El titular de la Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano,
recibió institucionalmente a Fernando Esteche, comandante de Quebracho, y a
Luis D'Elía. Se trata de dos personajes que fomentan la violencia. Esteche
lidera los escuadrones que desfilan con las caras tapadas y palos y bombas
molotov y de hecho estuvo preso por incendiar la casa de Neuquén en Buenos
Aires. D’ Elía tomó una comisaría, trompeó a un productor agropecuario y encima
no se le cae la palabra fusilar de la boca. Ambos son los dirigentes que más
defendieron a Hugo Chávez y su régimen autoritario y con presos políticos por
los que el Papa nunca reclamó y a Ajmadinejad, el líder iraní que niega el
holocausto.
Hace unas horas, el sacerdote católico Eduardo de la
Serna propuso que el presidente Macri tenga la dignidad de renunciar pese a que
asumió hace 150 días. La cúpula de la iglesia se entrevistó con Macri por otros
temas y le dijo que De la Serna era un cura marginal, que no reflejaba el
pensamiento oficial eclesiástico. Puede ser. Pero a expresiones públicas se les
responde con expresiones públicas y no con secretos en reunión, que es mala
educación.
A veces, medio en broma y medio en serio, pienso cuanto
falta para que el Papa Francisco reciba a Lázaro Báez. O se estreche en un
abrazo con Aníbal Fernández, al que bajo cuerdas acusaba de favorecer el
narcotráfico o con Horacio Verbitsky, que fue el que denunció a Bergoglio por
entregar curas a las catacumbas de una dictadura que los hizo desaparecer. ¿Qué
dirá el Santo Padre que vive en Roma?, decía la vieja canción combativa de
Quilapayún. Por lo pronto una antigua amiga del Papa como la diputada Elisa Carrió
dijo que como cristiana siente vergüenza ajena de que el Papa no haya recibido
a Margarita Barrientos y que gracias a Dios, siempre se negó a ir al Vaticano.
Yo me pregunto lo mismo. ¿Qué dirá el Santo Padre de todo
esto? Por lo pronto, con todo respeto, me dedico a no callar estos temas
inquietantes y a poner el grito en el cielo. Dios proveerá.