Juan Yáñez
En América Latina son
varios los gobiernos que se dicen democráticos y que no son otra cosa que autocracias
encubiertas en mayor o menor grado, bajo una ligera capa de barniz, que no
cejan en su empeño de silenciar a la prensa independiente. Pertenecen a esa
apreciación, dos del cono sur, Argentina y Bolivia, uno que se halla en la
línea ecuatorial, Ecuador y otros dos que el Mar Caribe baña sus costas,
Venezuela y Nicaragua. El otro de similares características es Cuba, aunque el
gobierno de la isla, (un feudalismo tropical de los hermanos Castro) no hace
alardes de democracia, ni nada que se le parezca, como tampoco permite la
libertad de expresión en cualquiera de sus formas desde larga data. En concordancia con el título que le dimos a
la nota, nos adentramos en el tema para considerar los alcances de la ilegítima
ley que acaba de sancionarse en la
Argentina , para controlar
la disponibilidad del papel, material imprescindible, que la prensa
escrita necesita para llevar a cabo sus funciones.
Esta medida de naturaleza afrentosa y autoritaria
viola el artículo 32 de la Constitución Nacional y del artículo 13 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, “de la cual Argentina es signatario”. Poco importa al
oficialismo el descrédito institucional que
a nivel internacional pone en tela de juicio la legitimad democrática del
gobierno de la presidenta Kirchner. La Red Mundial de Editores (Global Editor Network,
GEN) “condenó” la sanción de la ley que pone “bajo control gubernamental a la
producción, comercialización e importación de papel de diario”, y sostuvo que
esa nueva normativa “ incrementa
la presión contra la prensa independiente que
ha ejercido el gobierno en los últimos años”. El kirchnerismo, rama populista del peronismo comprometida con los tristemente célebres “Montoneros”, para sobrevivir políticamente, dada su incapacidad,
corruptelas y desprestigio, no le queda
otra que silenciar a sus opositores y críticos. Lamentablemente esta decisión
carcome al país, aún más de lo que está, en sus bases liberales y lo convierte
en un país pseudo-democrático, poco creíble en el escenario político mundial
por sus dislates totalitarios. El estado al
tomar el control de la producción nacional del papel prensa, condicionará su demanda a sus arbitrarios intereses.
Para agravar aún más los alcances de la medida que la ley dispone para trancar el juego, es
la de otorgar al Ministerio de Economía la potestad
de restringir en forma discrecional la importación de papel
cuando el producido en el país no cubra el requerimiento solicitado. Un espanto
jurídico de calibre que su decisión no ha medido las consecuencias inmediatas,
a mediano y largo plazo. Las actitudes gubernamentales intolerantes ya han entrado
en un campo que hacen dudosas las calificaciones que la comunidad de naciones
evalúa. Otra raya en la piel del tigre que ya está suficientemente rayado, sin mayores
espacios para seguir rayándolo. Esperaremos y veremos como el estado manejará
esta delicada situación. Seguramente dará marchas y contramarchas tratando de
justificarse ante la opinión pública internacional. La prensa independiente en
todo el mundo es cada vez más una piedra en el zapato para muchos gobiernos que
no aguantan críticas, que distan de la más elemental “vergüenza” política,
capacidad administrativa y disposición honrosa para ejercer sus funciones. Gobernar es un compromiso que requiere
cualidades y valores que difícilmente puedan improvisarse. Así van las cosas y
así continuarán mientras los ciudadanos se abstengan de reclamar con justo y
responsable derecho, porqué algunos adjuntos partidarios, reciben del gobierno
aquello que no se han ganado, ni merecido y que a costa de los dineros públicos
viven y se enriquecen sin trabajar. Son
cómplices de la degradación del sistema político, social y económico de las
naciones que el flagelo del populismo ha contaminado. Los valores humanos deberán despertarse en
aquellos en que aún son dignos, tenaces e indoblegables. La indiferencia
también es una mala compañía que antes que después mostrará su felonía. No
prevalecen los malos gobiernos mientras existan
probos ciudadanos que exijan sus derechos constitucionales o de cualquier otra
índole…
Material gráfico: dereckdice.blogspot.com