William llegó a las islas para un “trabajo de entrenamiento militar”.
No había rastro, guiño o señal alguna en las Malvinas que se
hiciera eco ayer del comunicado del ministerio de Defensa que informaba con
transmisión de fotos y todo que el teniente William Wales, heredero de la
corona británica comenzó ayer su entrenamiento militar en la base de Mount
Pleaseant. Tanto es así que al llegar el equipo de Clarín al aeropuerto internacional de estas
islas ubicado en el corazón de este gigantesco complejo militar, cualquiera
podía pensar que era un sábado más en la llegada de civiles a las islas con el
vuelo semanal de LAN. Ninguna alteración siquiera en las habituales medidas de
seguridad, siempre muy estrictas.
Tampoco se ve un cartel, un mínimo movimiento, o estampita
alguna en la capital de las islas que
refleje una bienvenida para
con la llegada del príncipe. Salvo un pintoresco aviso impreso en el Penguin
News quesaludaban
la llegada del príncipe en
ocasión de que el Stanley Garden Center (el vivero de Puerto Argentino)
informaba a la población que por falta de espacios frescos en el vuelo de LAN
no habría flores este año para vender a los enamorados en el Día de San
Valentín. Pero los isleños ven este
viaje como un apoyo a su posición frente a la Argentina .
La actual sobriedad local frente a la llegada de William es lo
que marca la primera diferencia con la que en 1999 hizo aquí su padre,
Carlos, primer heredero al trono. Entonces hubo una
fiesta popular para recibir
al hijo de Isabel II, en momentos en los que además había buenas relaciones con
el gobierno de Carlos Menem.
Fuera de la militarización del Atlántico Sur que inició el Reino
Unido, por otro lado da la sensación de que aquí creen que la visita de William se entiende poco en la Argentina.
Marcada en la agenda hace tiempo del ministerio de Defensa
británico, para la Argentina es una
provocación en víspera de los
30 años de la guerra y para el Reino Unido un “ejercicio de rutina”. Según pudo
palparClarín en diálogo con varios isleños, aquí se hace una distinción muy clara entre una “visita real” como la de
Carlos, y otra de “trabajo de entrenamiento militar como la del príncipe”,
quien sin embargo es junto a su esposa Kate Middleton más popular que Carlos y
Camila.
El hijo de Carlos con lady Diana, llegó a Malvinas a entrenarse
por seis semanas como piloto de búsqueda y rescate con la Fuerza Aérea Real. Y
en ese sentido se maneja
bajo los cánones de la fuerza militar y
la del resto de sus compañeros según se ha informado.
Christine, recepcionista del hotel donde se aloja este diario
señaló ayer que en las islas estaban encantados con la llegada del príncipe, que
esperaban que en algún momento se acercara “al pueblo” pero que no tenían
apuro.
Más dura y politizada, la editora del Penguin News escribió en
el último número de este semanario lo siguiente: “Además del gran afecto que se
tiene por la familia real, nuestro gran placer por el arribo de su HRH proviene
del hecho de que en un
momento de tensión política y económic a
ésta (la visita) consolidó que el gobierno británico ignorara las sensibilidades
argentinas al permitir su
mismo despliegue en las islas”. Es el punto de tantos isleños: la presencia del
heredero es un gesto político hacia su
postura frente a la posición
argentina sobre las islas.
En un orden más frívolo, es casi seguro que William va a hacer
un paseo por la capital de las islas. Cómo no hacerlo. La puerta la abrió el
propio comandante de las fuerzas británicas, Bil Aldrige, en una entrevista,
donde dijo: “Yo les digo lo mismo a los que recién llegan (a Mount Pleasant). L os animo a salir lo más posible”,
aseguró el brigadier.
EL BLOG OPINA
No hay duda que al gobierno del Reino Unido se le ha metido una piedra en el zapato y
no encuentran como sacársela. No la tienen fácil. Habrá que esperar…