El cacique Yancamil (foto tomada en 1814) |
Parece
una historia sacada de los viejos libros de aventuras. Pero ocurrió aquí, a
pocos kilómetros de Posadas, en Santa Ana e involucró al primer gobernador y a
un grupo de indios ranqueles, habían sido capturados en la conquista del
Desierto, conducida por Julio Argentino Roca. Liderados por Yancamil, los
ranqueles se sublevaron por la explotación a la que eran sometidos en un
ingenio azucarero, donde la mayor afrenta fue que hicieran trabajar a las
mujeres.
CP Actualizado viernes 18
marzo 2011
Yancamil
o Llancamil fue sobrino de los cacique ranqueles Mariano Rosas y de Epumer,
enviado a Tratar la Paz entre el estado Argentino y los Ranqueles de su tribu
en Rio Cuarto (Córdoba) en 1872 donde conferenció con Julio A. Roca, luego
encabezando la comisión de Epumer se dirigió a Villa Mercedes (San Luis) en
1878, donde fue emboscado por Rudecindo Roca a inicios de la “Conquista del
Desierto” logra salvarse del fusilamiento escapando.
Vuelve
a los toldos de Epumer que encuentra saqueados y abandonados, reagrupa los
ranqueles dispersos y subsisten del pillaje tratando de reconstruir una tribu y
su modo de vida pero la fundación de Victorica en febrero de 1882 anuncia que
los blancos han venido para quedarse, intenta un acercamiento pero es recibido
hostilmente. El 19 de agosto de 1882 se produjo el último hecho de armas entre
Ranqueles y fuerzas del ejército Nacional: El combate de Cochicó, los soldados
son obligados a retirase por los ranqueles, Yancamil escapa una vez más de las
fuerzas Nacionales, finalmente lo atrapan en 1883 y lo trasladan a la Isla
Martin García, escapa de allí junto a “Pincen” y llega hasta Carmelo, pero las
autoridades del Uruguay considerándolo reo prófugo lo devuelven a la isla
prisión.
Rudecindo
Roca reaparece para signar la vida de Pampas - Ranqueles allí cautivos, pide al
Ministerio de guerra le entregue prisioneros del la isla para llevarlos a
trabajar en Misiones, donde ejercía el cargo de gobernador del Territorio
Federal de Misiones entre 1882 y 1891. Hacia Misiones se embarcan Yancamil y su
gente en 1886. Pero logra escapar, se refugia en el Paraguay, país que no
concedió su extradición, desde allí regresa años después a su tierra natal, donde
muere a muy avanzada edad.
Lo
antes dicho es lo que hasta hace poco se conocía, pero en Misiones hay un
documento que si bien es conocido por los investigadores misioneros, nunca
había sido transcripto íntegramente y los protagonistas de los hechos que narra
tampoco habían sido investigados. Se trata de un sumario levantado por un juez
tras recibir la denuncia de un motín indios que trabajaban en un ingenio
azucarero, quienes además saquearon el establecimiento y se fugaron al Paraguay
cruzando el Río Paraná en embarcaciones tomadas del puerto de establecimiento.
La historia fue contada hace unos días por el historiador Julio Cantero, quien
disertó en Santa Ana, junto a Alejandra Schmitz, invitados por la
intendenta Mabel Pezoa. La sublevación de Yancamil , guerrero casi
indomable para los Roca, ocurrió en en el Ingenio Azucarero (hoy en
ruinas) del campo San Juan, en Santa Ana.
En
efecto, Rudecindo Roca, hermano de Julio Roca, había construido un ingenio
azucarero en 1884 en un lugar hoy conocido como campo San Juan en la localidad
de Santa Ana Misiones, para mano de obra trajo indios del Chaco y Formosa
capturados por expediciones militares como en la campaña al desierto. Estos
indios se escaparon en reiteradas oportunidades y muchos fueron muertos en las
persecuciones. Así pronto necesitó más mano de obra esclava y es entonces que
manda pedir “indios pampas” de Martín García. En 1886 El viajero E. L. Holmberg
visitó el ingenio de Rudecindo Roca durante su viaje a Misiones, y dejó un
valioso testimonio del que destacamos este relato, que menciona a los “Pampas”:
“En
aquel momento, el coronel [R. Roca] se preocupaba de instalar un grupo de
indios cautivos que había llevado de Martín García, y dirigía penosamente sus
primeros trabajos. No sé cuántos eran, pero me pareció que había allí más de
cien. Su tipo era Pampa ó Araucano, y procedían seguramente de las conquistas
australes. Prisioneros en la isla nombrada con uchos otros centenares, el
coronel los había solicitado, del Ministerio de Guerra, para su Ingenio, y,
después de obtenerlos, los había instalado allí”.
Un
relato de F. Basaldua, otro viajero es también muy interesante dado el juicio
crítico que expresa en época tan temprana: “A los veinte y ocho kilómetros de
Posadas llegamos al ingenio […], fundado por el general R. Roca cuando fue
gobernador de Misiones, con maquinarias de último sistema y cañaverales de
primer orden. El general se fundió, á pesar de tener á su servicio en calidad
de encomendero toda una tribu numerosa de indios de La Pampa, trasplantados á
lejanas tierras por el delito horrendo de defender bravamente la tierra de sus
padres…”
Yancamil
estuvo en el Ingenio San Juan lo sabemos a partir de la transcripción
documental, que lo nombra en más de 30 oportunidades, también se sabe ahora con
mayor certeza gracias a esta transcripción, cómo escapó de allí.
Entonces,
en 1888 se produjo lo que en la Historia Misionera e s conocido como la
sublevación de Indios Pampas del Ingenio del Gobernador Roca, y el documento
trascripto es nada más que la recopilación de los testimonios de los testigos
de la sublevación y fuga de estos indios, a quienes ellos denominaban
simplemente “Indios Pampas”; de estos testimonios surge esta reconstrucción de
los hechos, escrita parafraseando a los testigos en gran parte, solo
modificando su expresión cuando es preciso y ajustando el texto para mayor
compresión. Si bien no es textual como lo expresaran los testigos en 1888 se ha
respetando el sentido que le han querido dar a sus testimonio yuxtaponiéndolos
con cohesión y coherencia para construir un texto que recopile los aportes
originales de cada testigo completándolos y dando un panorama completo de los
hechos.
Se
puede observar a Yancamil dirigiendo la sublevación junto a Melideo. Estos
hechos tuvieron lugar el 23 de junio de 1888. Y fueron registrados por el Juez
de Santa Ana, José Mujica de cuyo puño y letra reconstruyendo paso a paso la
sublevación y fuga de más de 250 “indios pampas” de la servidumbre a las que
les habían sometido.
Los hechos
Entre
los indios pampas (en Misiones llamaban pampas a todos los indios provenientes
del sur, independientemente de su etnia) reinaba el descontento por el mal
trato al que eran sometidos por Jordán Hummel, el administrador o
“mayordomo” del Ingenio. “Muy especialmente por haber puesto a trabajar a las
mujeres en el corte de caña”, también en la tienda del establecimiento se
cometían estafas adulterando pesos y medidas. Yancamil había expresado su
descontento a Esteban Daneri, diciendo que esperaba el momento en que estuviera
presente el general Rudecindo Roca para poner en su conocimiento todo el
maltrato proferido por el administrador. Un testigo afirma que otra causa de la
sublevación "ha de ser la falta de algunos alimentos y sobre todo el hacer
trabajar a las mujeres según manifestó [a el] declarante el mismo
Melideo".
En
las primeras horas del día 23 de junio de 1888 el indio Juan Centeno "tuvo
aviso reservado de [parte del] indio Huincá, que ese mismo día debían
sublevarse todos los indios Pampas que trabajaban en el establecimiento".
Juan Centeno decidió no sumarse a la sublevación sino al contrario, advierte el
plan a la mujer del administrador, también avisa a algunos empleados hasta que
logra dar con el administrador Jordán Hummel y lo pone al tanto, pero éste no lo
toma en serio y e ignora el aviso. Cerca del mediodía un empleado se dispone a
ir al pueblo de Santa Ana, va hacia los establos en busca de un caballo y
advierte que los guardias del establo habían sido reducidos y despojados de sus
armas “Remingtons”. A las 12:00, hora en que suena la campana, los indios
pampas se alzaron en armas, tomaron sus machetes de cortar caña y con lanzas,
boleadoras y palos; tomaron todas las dependencias del ingenio. Los relatos de
testigos comienzan un poco antes de esa hora.
Patricio
Salas, el herrero estaba en su casa almorzando cuando vienen los indios Santos,
Simón y Yancamil y le preguntan por el mecánico Guillermo Gouchard; Salas le
dijo que no se hallaba allí y estos sin creerle revisaron toda la casa sin
encontrarlo, le preguntaron si tenía armas, respondió que no y se fueron. Luego
volvió a pasar por ahí Santos y le dijo que huyera sin darle más detalles del
porqué...
Juana
Fernández, afirma en su testimonio que ve por la ventana pasar corriendo al
señor Jordán Hummel, en ese momento se asoma y ve que de los galpones ocupados
por los "Indios Pampas" "salían todos estos en grupo numeroso
armados de palos, cuchillos y machetes, dando espantosos gritos dirigiéndose a
las poblaciones ocupadas por el negocio y el mayordomo", llegaron a la
casa de Jordán, donde estaba su mujer y su hijo y el peón Gabriel Florentín,
entraron y los tomaron. En ese momento a Juana se le acercó el indio llamado
Juan Rosa y le dijo que se escondiera.
Anastasio
Valdez desde su casa vio pasar a Cirilo Ríos preso por un grupo de indios
dirigidos por Yancamil. Arthur Kirschner se encontraba en la habitación que
ocupa "junto a la estación de la locomotora" cuando sintió "gran
ruido", salió y vio a un numeroso grupo de indios armados con palos,
machetes, hondas, boleadoras y lanzas. Entonces se encerró en su habitación y
observó desde la otra puerta como saqueaban el negocio y las habitaciones de
Daneri y la que el Rudecindo Roca ocupaba cuando estaba presente.
Francisco
Estrada salió con un grupo de peones en el depósito de la locomotora, tomó una
carabina y disparó a la cabeza del grupo de indios que conducía prisionero al
capataz Cirilo Ríos, quiso repetir el disparo pero la carabina no funcionaba.
Guillermo
Almeida abre las puertas del negocio que hasta entonces permanecía cerrada como
de costumbre y es invadido inmediatamente por un numeroso grupo de indios
armados capitaneados por “Simón, hermano de Yancamil” quienes con empujones y
amenazas de muerte lo obligaron a salir afuera.
Se
sintió un gran griterío, comenta Juan Chavanne, salió de la habitación que
ocupaba en la administración que da a la barranca del río y vio un grupo de
indios armados con machete se dirigían por la bajada que da al rio donde se
apoderaban de la canoa y los vaporcitos anclados frente al embarcadero. Viendo
el peligro inminente huyó al cañaveral, invitando a hacer lo mismo a la mujer
de Esteban Daneri y sus tres hijos y a otra mujer y criaturas que se hallaban
con él. Ignacio Borja cuenta que a las una de la tarde oyó un tiro y al salir a
la puerta se encontró con un grupo de indios armados capitaneados por Yancamil,
quien ayudado por otro indio, le ató las mano atrás de la espalda.
El
indio Juan Centeno buscó y encontró a Jordán y le manifestó que era su amigo y
que como tal pelearía a su lado, lo acompañó al depósito de la locomotora de
donde fueron repelidos hasta la fábrica nuevamente.
La
compañera de Jordán, narra que momentos después que éste saliera para la
fábrica ya advertido, se presentó en su casa un grupo numeroso de indios
encabezados por Yancamil, armados de machetes y hachas, pidiéndole a gritos y
con amenaza que les entregara las balas que habían allí, entrando todos los
indios a la casa. La mujer de Jordán entonces abrió todos y cada uno de los
baúles para que vieran que no había balas. Desde allí fue raptada con sus hijos
trasladada y encerrada, vio como los indios con Yancamil a la cabeza sacaba y
se distribuían los Remington y machetes. Presenció también cuando los primeros
indios se embarcaban en la canoa y vaporcitos “Huascar y Fénix”, en ellos
partieron todas las mujeres y niños y solo algunos hombres.
Juana
Fernández se había encerrado, los indios que golpeaban violentamente y exigían
a gritos que se les abra, una vez abierto entraron con Yancamil a la cabeza quien
les exigió que les entregara las balas que ellos sabían se guardaban en el
altillo. El testimonio de Juana en el sumario dice "asegurándole Yancamil
a la declarante que a ella personalmente no le sucedería nada porque no era a
ella sino a Jordán y a Esteban a quien querían encontrar" (folio 31) los
indios comenzaron a apoderarse de las ropas y elementos que encontraban a mano
"mientras Yancamil con su machete levantaba la puerta del altillo",
entonces bajo amenazas hizo entrar a un hijo de Juana llamado Anselmo, al
altillo para que le pasase todas las balas que había, luego son sacados a los
empujones por el mismo Yancamil al patio, allí se encontró con la mujer de
Jordán a quien también llevarían prisionera, y "al peón de la Bomba"
Ignacio Borja que estaba atado con las manos en la espalda. Mientras tanto los
indios culminaban el saqueo.
Como
media hora después de haber zarpado aguas abajo los vaporcitos, los indios
emprendieron marcha en la misma dirección llevándose rehenes.
Guillermo
Almeida encuentra en la fábrica encerrados y temerosos a Jordán y los peones,
estos observaron desde ahí el saqueo del negocio y las otras poblaciones,
presenció también como Yancamil llevaba preso a Cirilo Ríos y luego a la mujer
e hijo de Jordán, luego de presenciar el rapto de su familia agazapado, desde
la fábrica súbitamente desapareció Jordán, había escapado por entre los
cañaverales, no volvería sino hasta el día siguiente.
"Una
hora después" de iniciada la sublevación "a eso de las dos y media de
la tarde" los indios sublevados que no fueron embarcados en los vaporcitos
fueron caminando por la costa en dirección a lo que es "conocido por
puerto Alves, llevándose prisioneras a la mujer e hijo de Daneri, a la mujer e
hijo de Jordán, a la mujer del peón Antonio Barbosa y al peón de la bomba
Ignacio Borja.” Emprendieron camino a un monte espeso distante 20 cuadras del
establecimiento, donde se detuvieron por primera vez, Juana Fernández
"pudo observar a pesar de estar separada y con centinela, que los indios
que tenían armas fueron colocados por Yancamil en varios puestos á manera de
centinelas, mientras que las canoa embarcaban indios para pasarlos al frente, a
la costa paraguaya", donde ya habían arribado las dos embarcaciones,
que transportaron la mayor parte de los fugados.
En
esta primera parada del contingente en fuga, regresa a la costa argentina la
canoa y embarcan aproximadamente veinte indios. Cuando vuelve a partir,
Yancamil ordena ponerse de nuevo en marcha hasta otro monte más espeso y
enmarañado distante sobre la costa. Volviendo hacer alto allí y una vez más
embarcando otros "veinte y tantos indios" en la canoa que ya había
regresado.
"Los
que quedaba a este lado siempre con Yancamil a la cabeza como jefe, emprendían
de nuevo la marcha por la misma costa, hasta dar tiempo a que regresara dicha
canoa". Así los indios hicieron altos en su marcha "observando en
todos ellos las mismas precauciones".
Cuando
los indios sublevados se habían ido, vino a las poblaciones y la fábrica el
sargento de policía del distrito D. Nemesio Cepeda, comisario de Santa Ana,
encontrando las puertas rotas y todo en el más completo desorden. El sargento
Cepeda y el peón Remigio Silva se dirigieron al lugar donde se suponía debían
estar los indios para rescatar a los prisioneros, "serían las tres de la
tarde" cuando la policía llegó al monte sobre la costa donde se
encontraban “los indios”. Yancamil los vio y ordenó les dispararan, siendo él
mismo el primero en disparar, hirieron a uno de los perseguidores pero en sus
filas cayó muerto el indio “Lincon”.
La
policía se retiró con su herido y los indios pampas prosiguieron su escape,
cruzando el último contingente en la canoa cerca de las nueve de la noche, los
cautivos y cautivas fueron dejados en la costa argentina desde donde regresaron
al ingenio todos ilesos.
Toda
la tribu de “indios Pampas” se había fugado del ingenio del General Rudecindo
Roca en Misiones.
Esta
es una síntesis del documento, construida a partir de los testimonios. Un
aporte a la historia de Yancamil y el pueblo Ranquel, víctima del roquismo.
Afortunadamente este caso tuvo un final sino feliz, por lo menos alentador, ya
que la mayor parte de los indios esclavizados logro su libertad con esta
sublevación.
Se
creía que Yancamil había luchado hasta 1882 en Cochicó contra Tránsito Mora y
Simón Martín, que luego fue apresado y sometido logrando después indulgencia
estatal. Pero su última batalla fue en el San Juan en 1888 contra la
explotación esclavista de Roca, proeza que culminó con la victoria y libertad
de toda la tribu de “indios Pampas” encabezados por este gran líder Ranquel que
se resiste a pasar desapercibido por la historia.
El ingenio en aquella época |
Fuente:
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Interesante página de la Historia Argentina que merece recordarse. Existe mucho material de este tipo que se ha reservado por discutibles intereses, que en muchas oportunidades fueron deshonrosos. Es ya hora de mostrar abiertamente todo aquello que ha acontecido en la historia nacional, sin hipocresías. con la mayor certeza y equidad. *
* (ver Batalla de Cochicó)
* (ver Batalla de Cochicó)
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