Jorge Born, durante su secuestro. PACO FELIZ |
LITERATURA Lanzamiento en España
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Se publica en España el best seller 'Born', que narra una de
las acciones más audaces de la guerrilla Montoneros "El secuestro de los
hermanos Born es un drama de rasgos universales", asegura su autora, María
O'Donnell
CÉSAR G. CALERO Buenos Aires
25/03/2016 11:19
Es posible que en la historia de la violencia
política no haya habido un secuestro más raro que el de los hermanos Born. Y
tuvo que ocurrir, cómo no, en Argentina. Una historia inverosímil que arranca
en septiembre de 1974 con una audaz acción armada de la guerrilla Montoneros
contra los dos hijos del magnate Jorge Born. Quince años más tarde, el líder
guerrillero que ordenó el secuestro, Mario Firmenich, destinaría una parte del
millonario rescate a la campaña electoral del más neoliberal de todos los
dirigentes peronistas: Carlos Menem.Ese enredo criollo lo desmenuza con fuentes
de primera mano y ritmo de thriller la prestigiosa periodista argentina María
O'Donnell en el libro Born (Debate), de reciente aparición en España.
O'Donnell, que en menos de un año ha vendido 100.000 ejemplares en Argentina,
logró que el protagonista principal de aquel episodio, Jorge Born, hijo, hoy un
jubilado de 82 años, rompiera su silencio y le relatara minuciosamente los
detalles de la trama. "El libro es ante todo una historia humana, un drama
de rasgos universales", sostiene la autora en conversación con EL MUNDO.El
19 de septiembre de 1974, un comando de la guerrilla peronista secuestra en el
centro de Buenos Aires a los dos hijos de Jorge Born, dueño de la compañía
Bunge & Born y uno de los empresarios más acaudalados e influyentes de
Argentina. Montoneros estaba en pleno proceso hacia la clandestinidad. El
general Perón acababa de morir y la guerrilla había roto puentes con el Gobierno
de su viuda, Isabel Perón. Un retorcido secuestro El comando actuó de forma
quirúrgica. Los guerrilleros inmovilizaron el coche donde viajaban los Born y
mataron al chófer y al gerente de la empresa. Juan y Jorge Born, que entonces
frisaban en los cuarenta, permanecerían seis y nueve meses, respectivamente, en
una "cárcel del pueblo", custodiados por los jóvenes activistas que
habían declarado la guerra revolucionaria al Estado. Pero el plan no saldría
tal y como lo había diseñado Firmenich, el líder de Montoneros.El inesperado
rechazo del magnate a pagar los 100 millones de dólares exigidos por los
guerrilleros dio lugar a una larga y tediosa negociación, encauzada solo
gracias a la determinación de Jorge Born, hijo, un personaje de la alta
sociedad que descolocaba a sus jóvenes captores, con los que acabó discutiendo
en su cautiverio sobre lo divino y lo humano. La guerrilla acabó arañando al
viejo Born 60 millones de dólares, una suma descomunal para la época. Ya tenía
su ansiado botín para financiar el paso a la clandestinidad. Pero a los
"imberbes" militantes, como los había llamado Perón, se les presentó
entonces un problema logístico: cómo mover toda esa plata. Y ahí la historia
del secuestro da un giro todavía más novelesco. "Aunque los líderes montoneros
no querían depender de potencias extranjeras como China o la URSS, al final
decidieron enviar una parte del dinero a Cuba, y allí acabarían exiliándose
tras el golpe de Estado de 1976", explica O'Donnell. El resto del dinero
le fue confiado al denominado "banquero" de Montoneros, David
Graiver, para que blanqueara los dólares en los mercados internacionales. Pero
Graiver se mató en un accidente aéreo (hay versiones que apuntan a un atentado)
y el dinero, 16 millones de dólares, se esfumó.Dudas razonables-¿Qué hicieron
los montoneros con el dinero del rescate que no se perdió?-El dinero de Cuba lo
fueron sacando poco a poco. Una parte se destinó a financiar la contraofensiva
fallida que lanza Montoneros contra los militares. Y, curiosamente, otro monto
fue aportado a la campaña electoral de Menem en 1989. Más tarde, Firmenich,
condenado únicamente por ese secuestro, fue indultado por Menem junto a los
militares de las Juntas. Otro líder montonero que participó en el secuestro,
Rodolfo Galimberti, acabaría incluso asociándose con Jorge Born. Estaba muy
enojado con Montoneros y se había mostrado en desacuerdo con la estrategia de
la contraofensiva. Y Born estaba obsesionado con recuperar su plata. Al final,
Galimberti consiguió entregarle una bolsa con varios millones de dólares. -¿Por
qué cree que Born se prestó a hablar ahora tras años de silencio?-Son cosas del
azar. Él es un jubilado que deposita la confianza en mí sin saber lo que yo
estaba escribiendo. Solo le iba mostrando las transcripciones de nuestras
conversaciones. Creo que al hablar del secuestro se veía de nuevo desde el
lugar de la víctima. Para él, es un asunto ya cerrado e incluso se mostró de
acuerdo con los indultos aprobados por Menem en su día.-Curiosamente, esa
historia rocambolesca tiene una conexión con España. Firmenich e Isabelita
Perón viven ahora en Barcelona y Madrid, respectivamente.-Así es. Uno de los
primeros contactos de Firmenich cuando llegó a España fue Manuel Vázquez
Montalbán, que incluso se inspiró en su figura al escribir Quinteto de Buenos
Aires. La izquierda española siempre tuvo simpatía por las guerrillas
peronistas que operaban en la Argentina en los años 70; una izquierda que jamás
hubiera tenido esa simpatía hacia ETA, por ejemplo. Los Born, por su parte,
también tienen su particular conexión española. Les fascinaba el proceso
económico del franquismo y llegaron a instalar una procesadora de aceite de
soja en Valencia. -¿Cómo ve la sociedad argentina hoy esa etapa de violencia
política y represión, ahora que se cumplen 40 años del golpe del 76?-Por un
lado hay un gran consenso social a favor de los juicios contra los militares
por crímenes de lesa humanidad. Pero también hay víctimas de la guerrilla que
sienten que no han tenido un reconocimiento del Estado, como la familia del
chófer de los Born, por ejemplo. Sienten que a ellos nunca se les trató como
víctimas de esa violencia política.