Lamentablemente sigue el caos político en la Argentina.
¿Hasta dónde llegará? ¿Y que pasará si la bomba de tiempo explota?
De seguir así nada bueno se avecina, ¡cuidado, no sembremos vientos...!
…
De espaldas a la ley
Por Santiago Kovadloff
Para LA NACION
Sábado 11 de diciembre de 2010 | Publicado en edición impresa
El Gobierno se empeña en homologar la aplicación de la ley a la represión. Con ello desbarata toda posibilidad de contribuir a dar forma a una comunidad organizada. Con ello, además, se convierte en promotor de la impunidad que debería combatir y de la anarquía social que debería impedir. Obra como un cómplice cuando debería hacerlo como un juez.
¿Qué teme el Gobierno? Mucho más los costos de la asunción de sus obligaciones que los amargos frutos de su escalofriante prescindencia. Esa y no otra es su conducta perversa. Quiere ganar, ganar siempre, al precio que sea, caiga quien caiga. Y esta verdad es la que buscan disimular sus aparentes cambios recientes. Los comportamientos últimos de la Presidenta , que parecían indicar que se distanciaba del estilo de su esposo, hoy vuelven a probar que ese estilo no murió con él.
Si el gobierno de la ciudad de Buenos Aires es impotente para proceder, el nacional es irresponsable, pues debiendo y pudiendo intervenir, no lo quiere hacer. ¿Cómo no sospechar que su propósito es terminar con Mauricio Macri y no con el delito?
Villa Soldati es el escenario que refleja la magnitud alcanzada por la ausencia de la ley, por su instrumentación perversa, por su manipulación. Tal vez los ánimos se apacigüen en un tiempo más. Pero el problema que los enardeció hasta caer en el salvajismo no estará resuelto mientras la simulación democrática en que vivimos no dé lugar a los mandatos de la democracia auténtica.>>>
A continuación lo sucedido en Buenos Aires la noche del viernes 10 de diciembre. EL UNIVERSAL Caracas
Disturbios | Habitantes dicen que viven con miedo
Noche de terror por violencia social en Argentina
El Parque Indoamericano se convirtió en campo de batalla cuando centenares de lugareños cruzaron las rejas y barreras del paseo recreativo para desalojar por la fuerza a los intrusos y prenderles fuego a las tiendas de campaña que habían instalado.
Un grupo de hombres que llevaba a un herido que recibió una herida de bala (Reuters)
EL UNIVERSAL
viernes 10 de diciembre de 2010 10:12 PM
Buenos Aires.- Una noche de pánico, tiroteos, incendios y corridas se vivía la noche del viernes en el cuarto día de violentos choques entre vecinos que resisten la ocupación de un vasto parque por personas sin techo, en su mayoría inmigrantes, con saldo de 4 muertos y decenas de heridos.
El Parque Indoamericano se convirtió en campo de batalla cuando centenares de lugareños cruzaron las rejas y barreras del paseo recreativo para desalojar por la fuerza a los intrusos y prenderles fuego a las tiendas de campaña que habían instalado, informó AFP.
"¡Ahora se ve quiénes son los violentos!", gritaba en tono acusatorio delante de los periodistas uno de los ocupantes del Parque, con el rostro semicubierto con un pasamontaña, al frente de unas 2.000 personas, entre hombres, mujeres y numerosos niños.
Pero un vecino que sólo aceptó identificarse como Fernando, habitante hace 48 años del barrio, dijo que "la sensación que se vive es de miedo. Y ahora que se fueron las cámaras (de la TV y los reporteros gráficos), puede pasar cualquier cosa".
Momentos antes, cuando la presidenta Cristina Kirchner dirigía un discurso en cadena nacional para afirmar que no permitirá que haya un sólo muerto por represión policial, grupos de vecinos amenazaron de muerte a varios periodistas y algunos de ellos fueron robados y golpeados.
En medio de lluvias de piedras y disparos intermitentes, una marcha de varios centenares de vecinos autoconvocados para protestar por la ocupación --que comenzó el martes pasado-- ingresaron por oleadas en el Parque para expulsar a los intrusos.
"No podemos entrar con las ambulancias para retirar heridos al Parque porque somos atacados a balazos. Le dispararon a una ambulancia", dijo Alberto Crescenti, director del Servicio de Emergencias de Salud.
Al caer la noche, se veían a la distancia columnas de humo de las carpas ardientes, pero la visibilidad era casi nula en esta área descampada, sin iluminación artificial, rodeada de edificios populares denominados 'monoblocks' y asentamientos, lo que acrecentaba el clima de terror e inseguridad.
"¡Queremos que vuelva la policía!", suplicaba a gritos una mujer en medio de la confusión, alrededor del Parque que tiene unas 200 hectáreas, en el sector más desfavorecido de la ciudad, aunque en las cercanías están las lujosas instalaciones del nuevo estadio internacional de tenis Parque Roca.
Súbitamente, entre las sombras del parque, apareció un grupo de hombres que llevaban a un herido que recibió una herida de bala para cargarlo en una de las ambulancias que permanecía en la zona periférica.
"¡Nos dijeron fuera bolivianos, vuelvan a su país. A mi marido lo mataron peor que un animal!", lloraba en la puerta de un hospital de la zona Elizabeth Valderrama, viuda de Juan Quispe, ciudadano boliviano muerto de un balazo la noche del miércoles.
El Parque Indoamericano se convirtió en campo de batalla cuando centenares de lugareños cruzaron las rejas y barreras del paseo recreativo para desalojar por la fuerza a los intrusos y prenderles fuego a las tiendas de campaña que habían instalado, informó AFP.
"¡Ahora se ve quiénes son los violentos!", gritaba en tono acusatorio delante de los periodistas uno de los ocupantes del Parque, con el rostro semicubierto con un pasamontaña, al frente de unas 2.000 personas, entre hombres, mujeres y numerosos niños.
Pero un vecino que sólo aceptó identificarse como Fernando, habitante hace 48 años del barrio, dijo que "la sensación que se vive es de miedo. Y ahora que se fueron las cámaras (de la TV y los reporteros gráficos), puede pasar cualquier cosa".
Momentos antes, cuando la presidenta Cristina Kirchner dirigía un discurso en cadena nacional para afirmar que no permitirá que haya un sólo muerto por represión policial, grupos de vecinos amenazaron de muerte a varios periodistas y algunos de ellos fueron robados y golpeados.
En medio de lluvias de piedras y disparos intermitentes, una marcha de varios centenares de vecinos autoconvocados para protestar por la ocupación --que comenzó el martes pasado-- ingresaron por oleadas en el Parque para expulsar a los intrusos.
"No podemos entrar con las ambulancias para retirar heridos al Parque porque somos atacados a balazos. Le dispararon a una ambulancia", dijo Alberto Crescenti, director del Servicio de Emergencias de Salud.
Al caer la noche, se veían a la distancia columnas de humo de las carpas ardientes, pero la visibilidad era casi nula en esta área descampada, sin iluminación artificial, rodeada de edificios populares denominados 'monoblocks' y asentamientos, lo que acrecentaba el clima de terror e inseguridad.
"¡Queremos que vuelva la policía!", suplicaba a gritos una mujer en medio de la confusión, alrededor del Parque que tiene unas 200 hectáreas, en el sector más desfavorecido de la ciudad, aunque en las cercanías están las lujosas instalaciones del nuevo estadio internacional de tenis Parque Roca.
Súbitamente, entre las sombras del parque, apareció un grupo de hombres que llevaban a un herido que recibió una herida de bala para cargarlo en una de las ambulancias que permanecía en la zona periférica.
"¡Nos dijeron fuera bolivianos, vuelvan a su país. A mi marido lo mataron peor que un animal!", lloraba en la puerta de un hospital de la zona Elizabeth Valderrama, viuda de Juan Quispe, ciudadano boliviano muerto de un balazo la noche del miércoles.
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